La poesía al calor del erotismo

Este verano, me fui de vacaciones con la tarea de escribir un trabajo
sobre el poeta Claudio Bertoni Lemus, que titulé “La poesía al calor del
erotismo”, sabiendo que, quizás, él habría optado por: “El erotismo calienta la
poesía”.

Muchas veces he sugerido a mis pacientes leerlo, para despertar su
imaginario erótico dormido y una poesía llena de humor.

Se trataba de pensar en torno de Bertoni, el hijo de la Sra. Berta, que
nació en 1946. Reside en Con-Con desde 1976, a su regreso de Londres y de
Paris, a donde partió casado y volvió separado. Cerca del mar, sigue viviendo,
como allá, una vida precaria en recursos económicos, pero rica por la
valoración que hace de su entorno desvalorizado (valgan la redundancia y la
paradoja).

Le cuesta “levantarse, lavarse y vestirse”. Se lava sólo la parte pertinente
cuando va donde la fulanita.

Su vida es un tormento de presas femeninas que lo atropellan. Mira sin
que nadie lo vea y con la cámara colgando hace fotos, escondiendo su voyeur.

No oculta su gusto por las jovencitas y reconoce –públicamente, en uno
de sus libros- que aún no distingue las pajas por vicio, de las por amor.

Así nos va sonando y resonando este poeta que lleva su arte a todos
lados: por debajo, por delante, por el poto, desde los grafitis… Urbano,
pueblerino, citadino desde la megápolis, de autoconstrucción.

Es un caminante, un orinante, un miedoso y un sufriente, temeroso de
su precariedad. De pronto, nos queda grande en su expresión: “Es que a veces
se expresa uno con tanta propiedad”.

Este escritor nos ubica con nuestras necesidades al aire, viciosos de la
mano que nos da de comer; en el limosnero sexual al encontrar una mujer en la
calle y que, por otro lado, atesora tiernamente la lunita que su pequeño
sobrino Luciano dejó en el suelo; hombre que no está empoderado y al que su
éxito de ventas sólo le parece un milagro.

Aclaro que Bertoni es el poeta que vende más libros en Chile, después
de Nicanor Parra.

Por supuesto que no escribí una palabra durante las vacaciones, aunque
sí me dediqué a releer los quince libros y diarios que tengo de él.

Roberto Ruiz Matus

Santiago, abril de 2022.